La idea de ser reverenciados y envidiados es bien seguro que se encuentra codificado en algún oscuro rincón de nuestro ADN. Como también lo está seguramente el deseo de reverenciar y envidiar a otros que imaginamos mejores, más aceptados y más populares que nosotros mismos. El único problema es que las cualidades escenciales que se requieren para ser una celebridad - egocentrismo, egolatría, desvergüenza- son las que menos atraen a un amigo. Claro desde el punto que lo quieran ver, claro. Hay quienes podrían pensar que para poder "amar" o "apreciar" a otras personas necesitas comenzar por ti mismo, ¿cierto?.
T.H.
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